Antes de venir a la
Iglesia, mi vida era de tristeza, depresión, y hacía cosas que no le agradaban
a Dios. Tenía muchos problemas, oía voces y respondía a ellas. Estuve recluida
más de 9 años en el hospital siquiátrico y tomaba muchos medicamentos de
depresión. Conocí la Iglesia por medio de mi ex-suegra y mi ex-cuñada. Hice las
cadenas y mis votos con Dios fielmente. Hoy mi vida esta transformada. Ya no
tomo todos aquellos medicamentos que tomaba, no oigo las voces, el Señor me ha
contestado muchos pedidos, y deje todo lo que hacía de malo. Soy una nueva
persona.
He
aprendido a controlar mis impulsos desde que llegue a la Iglesia Universal. Se
me comportar mejor, y yo he visto los cambios en mi vida. Soy muy feliz porque
tengo Jesús en mí vida y al Espírito Santo que me da consolación cada vez que atravieso
por un momento difícil, y estoy muy agradecida.
Desde
que estoy en el grupo Caleb, mi forma de ser y mis actitudes han cambiado y
también aprendí a compartir con las otras personas. Para mí el grupo Caleb es
una otra familia que el Señor me ha dado.
Miriam E. Cadeño